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Diario de una azafata: La gran Muralla.

por Sabry Codino

Diario de una azafata: La gran Muralla. En todos los destinos a los que volamos solemos tener muchos pasajeros chinos. Grandes grupos con coordinadores que se encargan de la comunicación de todo el grupo con el resto del mundo. En su mayoría casi no hablan inglés, pero cuando intentamos comunicarnos en los vuelos nos dedican grandes sonrisas sin importar lo que les estemos diciendo.

Aun los que no hablan nada de inglés aprenden al menos una frase: “hot water” (agua caliente). Pues se pasan todo el vuelo tomando agua caliente con distintas hierbas o té, (o a veces solamente agua), que ayuda a la digestión.

Mi primer vuelo a las tierras de estos ávidos turistas, fue nada mas ni nada menos que a su capital: Beijing.

Su nombre significa “capital del norte”. Es uno de los cuatro municipios que conforman la República Popular China. Además, Beijing (o Pekín) es la capital del país y una de las ciudades más pobladas del mundo.

En la zona centro-sur se hallaba la colosal villa imperial que contenía el complejo de palacios imperiales. El emperador Yongle, el tercer Ming, decidió trasladar la capital a Pekín. Las murallas del lado septentrional fueron trasladadas más hacia el Sur para que el complejo palaciego imperial, la llamada Ciudad Prohibida, quedase exactamente en el centro del plano.

Mi visita fue durante el invierno, ¡y Beijing se pone muy frío! Sin embargo, el clima no nos impidió hacer la visita al mayor atractivo de la capital China (y uno de los mayores atractivos del planeta).

La Gran Muralla china es una antigua fortificación china. Se construyó y reconstruyó entre el siglo V a. C. y el siglo XVI. El objetivo era proteger la frontera norte del Imperio chino de los ataques de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria.

Contando sus ramificaciones y construcciones secundarias, se calcula que tiene unos 21 200 km de longitud, ​ desde la frontera con Corea, hasta el desierto de Gobi. Se encuentra a lo largo de un arco que delinea aproximadamente el borde sur de Mongolia Interior. Aunque hoy solo se conserva un 30 % de ella. ​En promedio, mide de 6 a 7 m de alto y de 4 a 5 m de ancho.

La muralla fue designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.

A diferencia de las anteriores fortificaciones, la construcción de la dinastía Ming fue la más fuerte y elaborada debido a la utilización de ladrillos y piedra en lugar de tierra apisonada. A lo largo de los años, se dedicaron considerables recursos a reparar y reforzar las paredes. Las secciones Ming cerca de la capital Pekín son especialmente fuertes y resistentes.

Se construyeron fuertes a lo largo de la muralla, o directamente integrados en las paredes, con un sistema de señales de humo para advertir de un ataque xiongnu. Para lograr la pronta llegada de refuerzos, el ejército hacía uso de la luz, principalmente para la caballería. La Gran Muralla China también pasa a través de las principales rutas comerciales, lo que permite el control de las importaciones.

Cada torre tiene escaleras únicas y de acceso difícil de manera que confunda al enemigo. Los cuarteles y los centros administrativos fueron ubicados a mayores distancias.

Secciones de la muralla

Los miles de kilómetros de la Gran Muralla China están divididos en varias secciones y, aunque todas ellas son especiales, cada una está adaptada a un público en particular.

Badaling: Una de las secciones más populares de la muralla es la zona restaurada conocida como Badaling. Esta sección, ubicada a menos de 80 kilómetros de Pekín, fue la primera en abrir sus puertas al turismo en 1957. En la actualidad continúa recibiendo millones de visitantes, siendo la zona más saturada. Cuenta con un teleférico que facilita la llegada de los visitantes hasta la parte superior de la muralla.

Mutianyu: El imponente paisaje montañoso la convierte en una de las mejores elecciones a la hora de visitar la Gran Muralla China. Se encuentra ubicada a menos de 90 kilómetros de Pekín y, aunque es una de las zonas más populares, no tiene un turismo tan masificado como Badaling. Entre sus instalaciones cuenta con un teleférico, un telesilla y un entretenido tobogán por el que los visitantes pueden deslizarse montaña abajo después de visitar la muralla.

Huanghua Cheng: es un tramo de la muralla que se encuentra bastante desmoronado y presenta un perfil algo peligroso. Pero ese es sin duda el mayor de sus encantos. Una parte de la muralla se encuentra sumergida bajo la superficie del agua de una gran presa, algo que los amantes del buceo pueden aprovechar para descubrir la parte más misteriosa de la muralla. El tramo de Huanghua Cheng cuenta con la ventaja de que se encuentra menos explotado que otras secciones, ya que son pocos los turistas que deciden aventurarse por su irregular terreno.

Simatai y Jinshanling: Alejado por completo de la masificación turística, el tramo entre Simatai y Jinshanling es uno de los más escarpados y complicados de recorrer, aunque sus espectaculares vistas son una recompensa más que justa. Simatai no es un tramo apto para todos los públicos, ya que algunas zonas están desmoronadas mientras que otros tramos terriblemente empinados (70º de pendiente) sólo pueden recorrerse mediante la escalada.

Es una visita única. Sin embargo, debido al estado del terreno en algunos sectores, escaleras y demás, no es de fácil acceso para cualquier público. El paisaje invernal es hermoso (en algunos sectores aun había nieve). Me encantaría tener la posibilidad de verlo en otra época del año… ¡Inshallah!*

*Inshallah: Frase en árabe que significa “si Dios quiere”, utilizada como una muletilla en medio oriente. El significado del término no denota la profesión de una religión determinada.

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