Diario de una azafata: Conociendo Kuala Lumpur.

Un vuelo que me toco hacer unos años atrás, y no he tenido oportunidad de volver a hacer es Kuala Lumpur. Sin embargo, las 24 horas que tuve en ese destino fueron muy bien aprovechadas.  El tiempo de layover que tuvimos nos permitió salir a conocer el mismo día que llegamos y a la mañana siguiente.

Para saber más sobre el layover te invitamos a leer la primer nota de este diario.

Kuala Lumpur es la mayor ciudad de Malasia. Es la capital nacional legislativa. También es uno de los tres territorios federales del país y se encuentra ubicada dentro del estado de Selangor. Es junto con El Cairo, Estambul, Karachi, Bagdad, Teherán, Alejandría, La Meca, Casablanca y Yakarta una de las urbes más importantes del mundo islámico. Es mundialmente conocida por ser el lugar donde se encuentran las Torres Petronas.

El día que llegamos, salimos a recorrer a pie la zona en la que nos quedábamos, que era muy cercana a las Torres Petronas.  Diseñadas por el arquitecto argentino César Pelli fueron las torres más altas del mundo (452 metros de altura) desde 1998 hasta 2004. En ese año fueron superadas por Taipei 101, en Taiwan. Las Petronas evocan motivos tradicionales del arte islámico, haciendo honor a la herencia musulmana de Malasia.

A la mañana siguiente visitamos Batu Caves. Las Batu Caves o Cuevas de Batu es una serie de cuevas o templos-cuevas en una colina de piedra caliza. Se encuentran a 13 km del centro de la ciudad y se puede acceder a ellas en metro, desde la estación que lleva el mismo nombre. Toma su nombre del río Batu o Sungai Batu, que fluye más allá de la colina. La cueva es uno de los santuarios hindúes más populares fuera de la India, y está dedicado a Murugan (Dios Hindú de la guerra). Es el punto focal de un festival hindú en Malasia.

Hay algunos detalles a tener en cuenta al visitar las Cuevas. Ante todo, hay que subir muchos escalones para llegar a verlas. Por tal motivo quizá no sea la excursión ideal para hacer con gente mayor o con problemas motrices.

Otro detalle es la cantidad de monos que hay en la zona. Están sueltos por las escaleras de acceso, y se acercan sin ninguna timidez a los turistas. Se ven muy simpáticos, pero lo cierto es que hay que ser precavidos: No subir con celulares o cámaras en la mano, llevar las pertenencias cerca del cuerpo de manera que no te las puedan arrancar, no llevar comida, entre otras precauciones. He visto a los simpáticos monitos robarse botellas de agua, frutas, morrales, celulares, y hasta un cartón de leche que abrieron con los dientes en medio de la escalera (si, por algún motivo, alguien tenía un cartón de leche en una excursión).

La cueva principal es de acceso libre, y es muy bonita para visitar. A su alrededor, hay otras cuevas mas pequeñas. En una de ellas se puede hacer una visita para ver los murciélagos que viven allí. Sin embargo, esta visita es paga.

Sin dudas, 24 horas no son suficientes para ver esta ciudad y espero tener la oportunidad de volver y seguir recorriéndola. ¡Inshallah! *

* Inshallah: Frase en árabe que significa “si Dios quiere”, utilizada como una muletilla en medio oriente. El significado del término no denota la profesión de una religión determinada.