Hace unos 5 años, armé mi valijita, me despedí de mi familia (con algunas lágrimas de por medio), y me vine a vivir al desierto de los Emiratos Árabes Unidos a seguir el sueño de mi vida: ¡Viajar!
Los dos primeros meses fueron de entrenamiento para mi nuevo trabajo. Ser tripulante de cabina tiene muchísima preparación ya que debemos aprender desde preparar un capuchino hasta asistir un parto en pleno vuelo. Y claro la adaptación a una nueva vida, en una nueva ciudad y con una cultura totalmente distinta a la que conocía.
Pasados esos dos meses llegó el momento de volar, y de lo que era aún más excitante para mí: llegó el momento de los layovers. Los layovers son las (generalmente) 24 horas que tenemos entre vuelos, en los destinos a los que viajamos. Es decir, son 24 horas que todo tripulante de cabina espera ansiosamente para recorrer cada lugar.
Londres en 24 horas
Mi primer layover en Londres fue bastante inusual… ¡Había sol!
Fueron años de estudiar turismo, de vender y armar viajes, mirar películas, leer libros y hasta escuchar música que creaba una imagen constante: “Foggy London”, la oscura ciudad de Jack el destripador, la romántica de Un lugar llamado Notting Hills o de Harry Potter.
Sin embargo, cuando aterricé de mi primer vuelo y visité la ciudad, no se parecía en nada a la imagen en mi cabeza. La verdad es que me sentí un poco traicionada (¿o con suerte?), pero me permitió disfrutar mucho la ciudad.
En esa oportunidad pude recorrer varios de los puntos turísticos más típicos. Empezamos el día pasando por el Big Ben y El Parlamento: Big Ben es el nombre con el que se conoce a la gran campana del reloj situado en el lado noroeste del Palacio de Westminster, la sede del Parlamento del Reino Unido. La torre alberga al reloj de cuatro caras más grande del mundo.
El Palacio de Buckingham: es la residencia oficial del monarca británico en Londres. También se utiliza para ceremonias oficiales, visitas de Estado y visitas turísticas. Es famoso por albergar una parte sustancial de la Royal Collection, extraordinario conjunto de obras artísticas fruto del coleccionismo real. Lamentablemente no logramos ver un cambio de guardia, pues las restricciones de tiempo que tenemos por nuestro trabajo a veces hacen que pasemos corriendo por los lugares.
Paseamos por Saint James Park, frente al Palacio de Buckingham, y disfrutamos de una caminata alrededor del lago que se encuentra en el parque.
Otro lugar que visitamos, y tiene mucho encanto, es Covent Garden con su oferta tan variada que va desde restaurantes exclusivos, hasta el mercado de pulgas.
Y como no podía ser de otra manera, terminamos el día probando el plato inglés más conocido, fish and chips (pescado frito con papas fritas, que se suele servir acompañado de crema agria y una especie de puré de arvejas o mashed peas). Elegimos un restaurant en la zona de Trafalgar Square (previa visita a la Columna de Nelson, almirante británico fallecido durante la batalla de Trafalgar).
La ciudad de Londres es inmensa y encantadora, y tiene tantas cosas para ver que es imposible verlas todas en 24 horas. Por suerte a la fecha he tenido la posibilidad de visitarla muchas veces… siempre a las corridas y con el jet lag siguiéndome de cerca, y siempre con la esperanza que voy a volver, ¡Inshallah! *
* Inshallah: Frase en árabe que significa “si Dios quiere”, utilizada como una muletilla en medio oriente. El significado del término no denota la profesión de una religión determinada.
6 comentarios
Me encanto ! Gracias por compartirlo ! Queremos saber más !
Muchas Gracias Esteban por tu comentario 🙂 Seguinos que seguiremos publicando más relatos desde el aire con Sabrina.
Cuando sea grande quiero ser como vos
Nos pasa a muchos!
Que lindo que compartas tus experiencias
[…] Para saber más sobre el layover te invitamos a leer la primer nota de este diario. […]
Comentarios cerrados.