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Destinos Fuera de Serie: Le Mont Saint Michel

por Lucy Sanzio

El Mont Saint Michel tiene la particularidad de levantarse en un islote rocoso rodeado de una maravillosa bahía. El monte y su bahía están clasificados desde 1979 como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Cuando la marea crece convirtiendo al monte en una isla durante unas horas en ciertos días del año, el espectáculo se vuelve grandioso.  

Cuando la marea es baja, el mar se sitúa a 15 kilómetros de la costa normanda. En otro momento del día, la marea asciende a toda velocidad, con el creciente nivel del mar, alcanzándose una diferencia de 15 metros entre marea alta o pleamar (cuando el agua alcanza su nivel más alto) y la marea baja o bajamar (cuando el mar registra su menor altura).

En determinadas fechas y horarios del año, cuando el coeficiente de la marea (un sistema de medida entre la pleamar y bajamar), supera un determinado valor, este monte se convierte durante unas horas en una isla, ofreciendo un espectáculo inolvidable y la posibilidad de vivir una experiencia única. Una pasarela permite acceder al pueblo durante todo el año, excepto, en esas circunstancias.

El Gran Mirador

Este fenómeno natural es impresionante, tanto la entrada de la marea como la ola que se produce cuando ascienden las aguas remontando la bahía, en el llamado ‘macareo’, se puede observar desde el mismo Mont Saint Michel, su muralla y desde el puente.

Aunque el punto de observación ideal para admirar, tanto las grandes mareas como la bahía es el claustro de la Abadía del Mont Saint Michel, un edificio benedictino que representa uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura medieval, religiosa y militar a la vez, en la que hoy en día, están instaladas dos comunidades de monjes y monjas, según el sitio de Turismo de Normandía.

La leyenda del arcángel y la abadía

Por su parte, el Centro de los Monumentos Nacionales (CMN) de Francia  señala que el culto a San Miguel se remonta al siglo V en Occidente y que este arcángel simboliza la supremacía del Bien sobre el Mal, teniendo un papel destacado en el libro del Apocalipsis, que relata su combate con el demonio, representado en forma de dragón, y cómo lo vence ayudado por sus ángeles.

El texto más antiguo que describe los orígenes del Mont Saint Michel, señala que la primera fundación de la abadía se remonta a 708, año en que Aubert, obispo de Avranches, encargó la edificación de un primer santuario dedicado al arcángel Miguel sobre el Mont Tombe, informa el CMN.

Prodigio de la arquitectura medieval

Los constructores de la Edad Media hicieron milagros a pesar de la accidentada topografía del lugar. Lo primero que construyeron en el año 1000 una iglesia prerrománica; después una abadía románica en el siglo XI; y en el siglo XIII una sublime elevación gótica, compuesta por dos edificios de tres plantas, sostenidos milagrosamente en la ladera de la roca y coronados por un claustro y un gran refectorio.

Los monjes benedictinos eligieron el Mont Tombe (el antiguo nombre de Mont Saint Michel), por su ubicación incomparable. Pero la sedimentación gradual desafió su futura condición  de isla, y al final fueron necesarios 10 años de trabajo emprendido en este siglo y la construcción de una presa (que se visita) para devolverle su carácter marítimo al más extraordinario de los edificios religiosos.

Cómo llegar

El Monte Saint Michel está a tres horas y media de París. Se puede ir en tren desde la estación París Montparnasse; la ida cuesta 27 euros y los niños de entre 4 y 12 años pagan 13,50 euros. La visita puede hacerse en el día.

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