Desde sus elegantes fachadas hasta sus bares tradicionales, pasando por experimentos urbanísticos y arquitectónicos como Habitat 67 y hasta un pulmón verde gemelo al Central Park de Manhattan, Montreal está llena de atractivos y actividades que la convierten en las ciudades más animadas de Canadá.
Para entrar en clima, hay que retroceder al siglo XVII, porque sus edificios de aquellas épocas sobreviven orgullosos al paso del tiempo en uno de sus barrios más antiguos, Vieux-Montréal, una preciosa zona donde abundan encantadores restaurantes y cafés, lo que le da a Montreal, un ambiente europeo aunque con personalidad propia.
Habitat 67: el laboratorio de la vivienda sostenible
En 1967 se llevó a cabo la Exposición Universal en Montreal. El lema de este gran evento fue ‘El hombre y su mundo’.
En ese entonces, Moshe Safdie fue su gran protagonista, un arquitecto de origen israelí que llegó de muy joven para estudiar en la Universidad McGill. Con la finalidad de culminar su carrera, proyectó Hábitat 67 como tesis de grado.
Esa misma y arriesgada idea la presentó años más tarde, ante la Expo 67, cuyos organizadores al principio dudaron en aceptarla. Sin embargo, finalmente las autoridades decidieron que el proyecto se edificaría en la península Cité du Havre junto al río Sant Lawrence.
Esta obra que rompió esquemas se caracteriza por ser extravagante gracias a su estética, modernidad y minimalismo. Su hazaña arquitectónica se basa en la edificación de apartamentos en bloques de hormigón que, distribuidos con un aparente desorden, alcanzando una altura de hasta 12 plantas. A día de hoy, se puede reservar un tour de 90 minutos a través de Habitat 67.
El Vieux Port, la esencia de Montreal
Con más de seis millones de visitantes cada año, el Puerto Viejo de Montreal se alza como gran alternativa para disfrutar de una diversidad turística.
En un área de unos 2 km2 de extensión hay espacio para relacionarnos con su historia y deleitarnos con su atmósfera llena de vida que incluye espectáculos de primer nivel: festivales durante todo el año, musicales, así como cruceros y excursiones, deliciosos restaurantes y cafés, y varias exposiciones en plena calle.
Entre sus lugares de interés están la Gran Rueda o Noria de Montreal con su pista de patinaje en invierno, el Centro de Ciencias, y el Museo de Pointe-à-Calliéres.
La Basílica de Notre-Dame de Montreal
Si hay una atracción cultural obligatoria, esa es la Basilique Notre-Dame de Montréal, levantada entre 1824 y 1829. Su vasto interior de estilo neogótico se inspiró en la Sainte-Chapelle de París.
El título de basílica fue otorgada por el Papa Juan Pablo II en 1982, cuando elevó su estatus para honrar su valor histórico, arquitectónico y artístico. También es el lugar donde se han casado varias personalidades canadienses de renombre, incluida Céline Dion en 1994.
El monte con las mejores vistas
El parque de Mont-Royal es el sitio emblemático, además de visita imperdible, de cualquier escapada a Montreal. Si buscamos una equivalencia, vendría a ser el Central Park de la ciudad con un extenso territorio de 190 hectáreas, y además fue diseñado por Frederick Law Olmsted, responsable también del famoso parque en la Gran Manzana.
El Chalet du Mont-Royal es de los tres puntos más altos de la montaña con el mismo nombre y que domina el parque. Desde su gran terraza tenemos las mejores vistas del centro de Montreal y su río Saint Lawrence.
RÉSO: la villa subterránea que nunca descansa
Una experiencia única en Montreal es el viaje a la ciudad subterránea de unos 32 km de túneles, los mismos que cruzan varias plazas, sobre todo para escapar del frió y la nieve en los intensos meses del invierno. Como una pequeña urbe paralela, tiene de todo: hoteles, restaurantes, centros comerciales, estaciones de tren y metro, cines, discotecas e incluso una biblioteca, entre otros establecimientos donde está prohibido aburrirse.
Bota Bota, el ferri del placer
Enclavado en una vieja embarcación que está permanentemente atracada en el río San Lorenzo, el Bota Bota es un spa flotante con excelentes opciones para recibir masajes o tratamientos faciales con la premisa de entregarnos al mimo y relajación.
Sus servicios van desde un completo circuito de agua equivalente a los baños turcos, tratamiento de uñas, terraza y jardín, hasta probar de la gastronomía en restaurante La Traversée.
Récord mundial de jazz
El verano es una temporada idónea para visitar Montreal que va de junio a septiembre. Durante esta época estival, la ciudad se viste de gala con el Festival International de Jazz de Montreal que nació en 1980, siendo el más grande del mundo según atestiguan los Records Guinness.
En la actualidad, este megaevento atrae a tres millones de asistentes anuales que disfrutan unos 10 días llenos de ofertas musicales de la mano de miles de excelentes músicos.
Una gran parte de los conciertos y actividades, realizados en varias salas de conciertos y escenarios al aire libre, son gratuitos.
Opciones para comer y beber
Toqué es una excelente combinación que incluye el restaurante Relais & Châteaux con su plato más representativo: el lomo y lengua de venado con champiñones matsutake, puré de alcauciles Jerusalén y zarzamora silvestre, ingredientes que prácticamente son de kilómetro cero.
Esta experiencia la complementa con Les Grandes Tables du Monde con delicias internacionales. Cabe destacar que esta institución gastronómica es de las más lujosas de Montreal y nació en 1993 con Normand Laprise y Christine Lamarche, dos distinguidos chefs residentes en Canadá.
Si damos paso a los cócteles, es el turno de hablar de Sarah B., un sofisticado y elegante bar con disponibilidad para comer en el Hotel Intercontinental.
Sin duda es el lugar ideal para probar algunos rituales como su joya tradicional: la absenta, una bebida que se hizo popular en Francia gracias a diversos artistas y escritores a finales del siglo XIX, y es de las preferidas en Montreal.
La forma en que se prepara en este lugar juega un papel clave en la forma de su gran sabor, permitiendo que los aromas herbales del ajenjo se liberen e intensifiquen haciendo que la sensación sea inigualable.