Terrazas de la Costa: el polo gastronómico que transforma la costanera de Concordia en un imperdible del litoral

por EM

La costanera de Concordia, Entre Ríos, atraviesa un proceso de revitalización que ha logrado capturar la atención de viajeros nacionales e internacionales. En el corazón de este movimiento se encuentra Terrazas de la Costa, un espacio que combina la memoria histórica de la ciudad con una propuesta gastronómica moderna y asociativa. Lo que antiguamente funcionaba como los vestidores de una playa emblemática, hoy es el epicentro de una oferta culinaria diversa que mira de frente al río Uruguay.

Sergio Rodríguez, presidente de la Asociación de Food Trucks de Concordia, describe este predio no solo como un punto de venta, sino como un destino en sí mismo. Con la participación de diez unidades de negocio especializadas, el sector ha logrado consolidar un modelo de gestión que prioriza la calidad y la experiencia del visitante en un entorno natural privilegiado.

Un modelo de gestión basada en la especialización

La clave del éxito de Terrazas de la Costa reside en su organización interna. A diferencia de otros patios de comidas donde la oferta suele saturarse con productos repetitivos, la asociación ha implementado una estrategia de segmentación clara. “Tratamos de no pisarnos entre nosotros”, explica Rodríguez. Esta premisa permite que cada carro se especialice en un rubro específico: desde tacos mexicanos y pizzas artesanales hasta sándwiches de bondiola braseada en pan ciabatta, crepes, helados y coctelería de autor.

Este enfoque técnico no solo beneficia a los propietarios al reducir la competencia directa, sino que enriquece la experiencia del turista. El comensal tiene a su disposición un menú completo que recorre desde la entrada hasta el postre, incluyendo opciones de pastelería y cervecería artesanal. Además, un diferencial crítico es la atención directa de los dueños, lo que garantiza una flexibilidad y un compromiso con el servicio que difícilmente se encuentra en estructuras gastronómicas más rígidas.

De ciudad de paso a destino de permanencia

Históricamente, Concordia fue percibida por el viajero de grandes centros urbanos como Buenos Aires, Rosario o Santa Fe como una escala necesaria en el trayecto hacia las playas de Brasil o los saltos de Misiones. Sin embargo, los datos de las últimas temporadas y los testimonios de los operadores locales indican un cambio de paradigma profundo.

El fenómeno del “turismo repetitivo” está en auge. Según Rodríguez, el turista que antes pernoctaba una sola noche ahora decide extender su estadía para descubrir los atractivos que la ciudad ha sabido poner en valor. Este cambio se atribuye a una sinergia entre la gestión pública de la Secretaría de Turismo y la inversión privada, que han logrado posicionar a Concordia como un destino con identidad propia. El visitante ya no solo busca un hotel para descansar, sino que sale a vivir la ciudad, sus termas y su costanera.

El patrimonio y la mística como motores turísticos

La oferta de Terrazas de la Costa se integra en un corredor turístico que incluye hitos culturales de relevancia mundial. Uno de ellos es el Castillo San Carlos, lugar que inspiró a Antoine de Saint-Exupéry para algunos pasajes de El Principito. Contar con el escenario donde se gestó el segundo libro más traducido de la historia, después de la Biblia, otorga a Concordia una ventaja competitiva única en el mercado del turismo cultural.

A esta mística se suma la oferta de naturaleza y bienestar. Las actividades de pesca deportiva y los complejos termales forman un ecosistema de servicios que complementa la propuesta nocturna de la costanera. El público uruguayo, especialmente de la vecina ciudad de Salto, también se ha convertido en un actor recurrente. Aunque la fluctuación cambiaria influye en el comportamiento de compra, el turista uruguayo sigue cruzando la frontera atraído por la calidad de la gastronomía y la calidez del servicio argentino.

Proyecciones y la temporada 2025

El sector mira con optimismo el cierre de 2024 y el inicio de 2025. Tras el complejo escenario que dejó la pandemia, el turismo de cercanía y los destinos que ofrecen espacios abiertos han salido fortalecidos. Terrazas de la Costa funciona de noviembre a mayo, operando bajo un sistema de arrendamiento del espacio público que garantiza el mantenimiento y la limpieza del predio, asegurando un estándar de calidad para el visitante.

La hospitalidad del concordiense es, quizás, el activo intangible más valioso. “Es una ciudad que se siente como un pueblo grande”, destaca Rodríguez, quien resalta cómo los residentes locales se convierten en guías turísticos improvisados para ayudar a los visitantes. Esta calidez, sumada a una infraestructura que respeta la historia y el paisaje, es lo que finalmente convierte a un turista ocasional en un visitante frecuente.

Concordia ha dejado de ser una sombra en la ruta para brillar con luz propia. Espacios como Terrazas de la Costa demuestran que, cuando la industria turística se organiza bajo criterios de especialización y respeto por el entorno, la gastronomía se convierte en el puente ideal para el desarrollo económico y cultural de una región.

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