Sergio Yelicic tiene 50 años, y en el año 2000 trabajando en turismo aquí en Argentina hacía más de una década, sintió el deseo de viajar por el mundo, de irse a un lugar más tranquilo como la playa. Así fue como en el 2001 renunció a su trabajo y viajó a Brasil. Fue según el consejo de una amiga que llegó a Pipa. Aquí nos cuenta su historia de cómo este pequeño poblado del país tropical se convirtió en su hogar durante 11 años.
Pipa es una pequeña localidad del noreste de Brasil, perteneciente al estado de Río Grande do Norte, se encuentra a 80 km de la ciudad de Natal, capital del Estado, y donde se localiza el aeropuerto de acceso. En su totalidad, Pipa dispone de 11 playas que se distribuyen a lo largo de 10 kilómetros de costa y en donde se pueden encontrar desde piscinas naturales, hasta impresionantes acantilados que en conjunto dan forma a un paraíso tropical digno de visitar.
El Enviador: ¿Cómo fueron tus comienzos en Pipa? ¿Cómo era vivir allí?
Sergio: Pipa en ese momento no se conocía en el mapa turístico, ni tampoco aquí en Argentina. A fines de octubre del 2001 viajé, y al gustarme tanto decidí alquilar una casa. Para darse una idea, en ese momento Pipa era una villa de pescadores, totalmente aislada del resto de las ciudades, casi no había señal de celular, la única calle asfaltada era la del centro y solo unas cuadras. Había solo 3 o 4 posadas, y algunos restaurantes. En ese momento seríamos cinco los argentinos viviendo en Pipa, y en general nos conocíamos todos los pobladores. No había centro de salud, ni siquiera policías, los más cercanos estaban a 7 km. Estando viviendo allí, llegó la crisis económica 2001/2002, realmente uno allá no se enteraba, recién cuando quise ir a retirar dinero en un banco en Natal y no pude, llamé a mi familia a ver qué sucedía, ya que sin ese dinero no tenía posibilidad de solventar mis gastos en Pipa. Por lo que debí comenzar a trabajar, primero como mozo en una crepería, lo que luego de un tiempo me llevó a ser el gerente del que es uno de los mejores restaurantes de Pipa hoy.
La comunicación era solo a través de los teléfonos públicos en las calles, por lo que cuando sonaba uno de ellos todos atendíamos, mi familia incluso llamaba al teléfono publico cercano a mi casa y pedían por “el argentino Sergio que vive en la casa amarilla”. Las playas en ese momento eran totalmente vírgenes, no había paradores, ni sombrillas.
El Enviador: ¿Cómo fue que te sumergiste en un proyecto hotelero?
Sergio: A fines del 2002, conozco a Paulo, quien estaba tomando cuenta de la posada Dos Girassois , con quien luego estuve en pareja durante 10 años y juntos llevamos adelante el proyecto de construcción y ampliación de la posada, con inversión portuguesa, llevándola a convertirse en el hotel que es hoy en día, un condominio de 35 casas. Por lo que renuncié al restaurante, para ponerme a trabajar en este proyecto que unió mis dos pasiones, ya que ademas de trabar en turismo en argentina, había estudiado arquitectura.
En noviembre del 2003 comenzamos las obras del hotel, empezando por construir un muro alrededor, se cambió la pileta, y las casas. Para mayo de 2007, se hizo la recepción, última parte. Una vez terminado, comencé a trabajar en la comercialización de la posada, sobre todo para Argentina donde primero debí imponer el destino ya que era desconocido. Hecho por el cual algunos amigos de allí me “culpan” por la llegada de los argentinos, a modo de chiste.
Para el año 2011 por razones personales regresé a Buenos Aires, donde sigo viviendo actualmente y representando a Dos Girassois en el mercado nacional. Mínimo una vez al año viajo a Pipa, o incluso más, ya que sigo trabajando en el armado de tarifas, promociones, asuntos respecto a remodelaciones. Paulo permaneció viviendo en la posada.
No descarto irme a vivir a otros países, sigue siendo para mi una gran experiencia de vida, la cual recomiendo con sus pro y sus contras.
3 comentarios
O Serginho da Pipa!
que lindo es PIPA,, me enamore de ese lugar y ya compre un terreno,, pronto a comenzar hacer mi casa..
y ganas de conocer a sergio de PIPA:.
Hermoso lugar, bello destino, salía ser un pequeño pueblo de pescadores y se ha convertido en un centro turístico con buenos hoteles y servicios, ha crecido mucho sin perder encanto. Si viajás seguramente te lo cruces a Sergio, es muy conocido en la zona!
Comentarios cerrados.