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La industria del turismo en Latinoamérica ha experimentado una transformación radical en la última década. El viajero contemporáneo ya no busca simplemente observar pasivamente un destino; busca interactuar, aprender y, sobre todo, sentir. En este contexto de turismo experiencial, la gastronomía se ha convertido en un motor principal de decisión. Sin embargo, en un país como Argentina, donde la carne es un emblema nacional, el desafío reside en cómo innovar sobre un producto tradicional. La respuesta parece tenerla Espacio Sommelier, un emprendimiento ubicado en Benavídez que celebra su tercer aniversario redefiniendo el concepto de carnicería boutique.
Bajo la dirección de sus socios fundadores, Raúl Rodríguez Alday y Matías Ezequiel Cabrera, este espacio ha logrado fusionar la venta minorista de productos cárnicos de alta gama con una propuesta educativa y sensorial única: la experiencia de cata de carnes.
La sinergia del conocimiento técnico y gastronómico
El éxito de Espacio Sommelier no es casualidad, sino el resultado de una sólida formación académica y profesional. Rodríguez Alday y Cabrera se conocieron en la universidad, forjando una relación que años más tarde se materializaría en este proyecto. La división de roles es clara y complementaria: mientras Raúl aporta la visión técnica del sommelier de carnes —analizando la trazabilidad desde el campo hasta el frigorífico—, Matías, chef de profesión con amplia experiencia en cocinas de alto nivel, aporta la ejecución gastronómica y el “savoir-faire” culinario.
Esta combinación permite que el establecimiento opere con estándares de tecnología avanzada. Cuentan con un abatidor para procesos de congelación que mantienen intactas las propiedades organolépticas del producto y, recientemente, han incorporado un ahumador que amplía el espectro de sabores ofrecidos. No obstante, la misión subyacente es más profunda: “Lo que quisimos hacer fue reinventar, o que la gente redescubra la carne”, afirman los fundadores.
Más que una cena: Una clase magistral sensorial
La propuesta turística central de Espacio Sommelier es su experiencia de cata de carnes. A diferencia de una cena tradicional en una parrilla, aquí el comensal asume un rol activo de aprendizaje. La actividad está diseñada para grupos reducidos, de entre cinco y diez personas, garantizando una atención personalizada y una atmósfera íntima.
La cata se estructura por niveles. En una fase inicial, los participantes degustan un mismo corte —por ejemplo, un bife de chorizo— pero proveniente de dos sistemas de alimentación distintos: feedlot (grano) y pastura. El objetivo es que el paladar del asistente aprenda a identificar las diferencias cruciales en texturas, comportamiento de los tejidos conectivos, jugosidad y, por supuesto, sabor.
El valor agregado reside en la educación. Durante la experiencia, se explica el proceso biológico de transformación del músculo en carne (el proceso anaeróbico), desmitificando conceptos y otorgando herramientas al consumidor. Además, se ofrecen recetas y consejos prácticos sobre cómo aprovechar cortes como la picaña, el vacío o las achuras, cerrando el ciclo de aprendizaje del campo a la mesa.
Validación internacional y estándares de calidad
La autoridad de Raúl Rodríguez Alday y Matías Cabrera en la materia quedó ratificada recientemente durante el primer Campeonato Mundial de la Carne realizado en Argentina. Ambos socios participaron como jurados, evaluando más de 14 muestras en una competencia a ciegas que arrojó resultados sorprendentes para la industria regional.
El certamen no solo reafirmó la calidad de la carne argentina y uruguaya, sino que colocó a Perú en el podio con una medalla de oro en la categoría de ojo de bife y bife de chorizo, un hito inesperado que demuestra que la excelencia cárnica en Latinoamérica se está diversificando. Para los fundadores de Espacio Sommelier, ser parte de este evento impulsado por Luis Barcos fue una experiencia de vida que valida el rigor técnico que aplican día a día en su negocio en Benavídez.
Logística de la experiencia y maridaje
Para el turista o el local que desea vivir esta experiencia, la logística está cuidadosamente pensada. Las catas requieren reserva previa debido a la exclusividad del formato. El componente enológico es vital: el vino no se presenta simplemente como una bebida, sino como un maridaje técnico guiado por una sommelier, quien justifica la elección de cada cepa en función del corte y la intensidad de la carne o las achuras servidas.
Asimismo, la hospitalidad de Espacio Sommelier destaca por su flexibilidad. Aunque es un templo de la carne, la destreza culinaria de Matías Cabrera permite adaptar la experiencia para acompañantes que prefieran opciones de pescados o vegetales, manteniendo el mismo nivel de excelencia y permitiendo que el grupo disfrute de la dinámica social sin exclusiones.
A tres años de su apertura y tras ocho meses de obra inicial para lograr la infraestructura deseada, Espacio Sommelier se posiciona como un caso de estudio en el turismo gastronómico. Han logrado transformar un producto básico en una experiencia cultural y educativa.






Ubicados en Benavídez, con horarios de atención al público de miércoles a domingos y una política de puertas abiertas para sus clientes, Rodríguez Alday y Cabrera invitan a los amantes del buen vivir a cruzar el umbral. Como bien señalan sus dueños, vivir una cata de carnes marca “un antes y un después” en la relación del consumidor con su alimento. Para la industria turística, es un recordatorio de que la especialización y la autenticidad son las claves del éxito en el mercado actual.
