Hay talentos de la arquitectura que han impreso una huella tan fuerte en algunas ciudades que se han convertido en sus símbolos. El caso más conocido por todos es el de Antoni Gaudí con Barcelona, o de Oscar Niemeyer con Brasilia.
La semana pasada pudimos conocer la arquitectura andina con Freddy Mamani. Hoy vamos a recorrer 5 ciudades de la mano de 5 famosos arquitectos que dejaron su impronta tan marcada convirtiendo sus obras en verdaderos símbolos de la ciudad.
Kenzo y Tokio
El cambio que Kenzo realizó en Tokio fue una auténtica revolución urbanística. El arquitecto logró en los años ’60 que la capital nipona mirara hacia el mar, con un plan que aportó a la gigantesca urbe una trama de viaductos, puentes, islas artificiales y abundantes superficies ganadas a las aguas.
Combinó como pocos el funcionalismo y el modernismo sin olvidar las raíces japonesas, creando obras de belleza visual con el uso del hormigón.
En su haber también se encuentra el nuevo Ayuntamiento de Tokio, inaugurado en 1991 con torres que superan los 240 metros de altura y la sede corporativa de Fuji TV, con una estructura resistente a los terremotos coronada por una esfera metálica.
Josep Puig i Cadafalch y Barcelona
Si bien Gaudí acapara toda la atención de la ciudad catalana, el arquitecto modernista Puig i Cadafalch creó algunas de las residencias modernistas más hermosas de Barcelona, como la Casa Amatller o el Palau Macaya.
También fue responsable de la Casa Martí, sede del mítico café Els Quatre Gats (que mencionamos en nuestra nota sobre Carlos Ruiz Zafón).
El homenaje al estilo gótico, las molduras con alegorías, el uso de baldosas y de hierro forjado se replican en otras grandes residencias como el Palau Macaya, la Casa Serra (actual sede de la Diputación de Barcelona), la elegante Casa Pere Company o la Muely Afid, actual Consulado de México.
Pero no solo diseñó grandes residencias burguesas. La fábrica Casaramona, que aloja el complejo cultural de Caixaforum, es una inteligente evolución del modernismo a una arquitectura más racional, con sus cúpulas de ladrillo y su terraza de líneas onduladas.
Norman Foster y Londres
Foster forma parte de la privilegiada constelación de starchitects, acrónimo utilizado para describir arquitectos cuya celebridad y aclamación crítica los han transformado en ídolos del mundo de la arquitectura.
Su estudio es responsable de algunos de los edificios más emblemáticos de Londres, como el 30St Mary Axe, el rascacielos de 180 metros bautizado como The Gherkin (foto que ilustra esta nota) que se levanta en la City con una forma cónica terminada en punta. Sus vidrios, que a pesar de la forma curvilínea son todos rectos, trazan una serie de elegantes estelas desde la punta al suelo.
Es responsable en la ciudad del nuevo estadio de Wembley, que con 90.000 asientos es el segundo más grande de Europa; de las torres del complejo Willis con su forma de caparazón de crustáceo; del etéreo puente Millenium Bridge que une a Bankisde con la City, de la sede de la Autoridad del Gran Londres con su diseño de punta de bala y del gran hall del Museo Británico, que con su cúpula de vidrio cerró con elegancia un espacio abierto.
Si quieren conocer una obra de este prestigioso arquitecto, hay una muy cerca: La nueva jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Le Corbusier y París
Le Corbusier era un enamorado de París, donde vivía en las últimas dos plantas del edificio Molitor. Actualmente es posible conocer su vida y obra visitando su vivienda y atelier, donde residió en los últimos 30 años de su vida. En su fachada de vidrio, diseñada en 1934, el arquitecto se adelantó en un par de décadas a la tendencia que se replicaría en los rascacielos del mundo.
En la capital francesa podemos encontrar sus huellas en el Taller Ozenfant, diseñada con su primo Pierre Jeanneret para el pintor y dibujante Amédée Ozenfant, donde dejó su marca con sus ventanas horizontales y su terraza-jardín, con una segunda planta con un gran ventanal que permite el paso de la luz.
En el distrito XVI están las casas La Roche y Jeanneret, que parecen una sola unidad aunque se trata de dos viviendas separadas; que mantienen su decálogo de construir sobre pilotes con grandes aberturas y de recurrir a terrazas ajardinadas. La segunda de las propiedades es sede de una fundación que atesora dibujos y planos de Le Corbusier.
También cabe nombrar al Pabellón Suizo, creado como vivienda para estudiantes; así como la Casa de Brasil en la Ciudad Universitaria; y la Ciudad del Refugio y el Palacio del Pueblo, diseñado para que el Ejército de Salvación pueda alojar a 500 personas además de tener su sede central.
Mies van der Rohe y Chicago
Mies van der Rohe, tras haber llegado a la consagración en Europa en la década de los ’30 y dirigir la escuela Bauhaus, tuvo que escapar a EEUU para esquivar la represión del nazismo.
Chicago fue su pequeña patria adoptiva, donde poco después de ser nombrado como director del Departamento de Arquitectura del Instituto de Tecnología de Illinois puso manos a la obra para ampliar su campus, donde dejó varios edificios como el Alumni Memorial Hall, la capilla Car Memorial y el elegante Crown Hall, sede del colegio de arquitectura de ese centro.
En Chicago Mies van der Rohe puso a prueba sus ideas de rascacielos de acero y vidrio de estética minimalista
La ciudad de los vientos fue el hogar de sus diseños en los que experimentó el minimalismo de la mano del acero y el vidrio en los rascacielos de los complejos habitacionales The Promontor y Lake Shore Drive con sus impactantes 82 metros de altura, los del Chicago Federal Center (con las torres de oficinas Dirksen, Kluczynski y la sede de la Oficina General de Correos), el proyecto Illinois Center y la gigantesca mole del IBM Plaza, terminado cuatro años después de su muerte.