El invierno en Europa tiene muchas caras. En el norte polar llega con abundante nieve y semanas sin ver el sol, en el templado Mediterráneo todavía luce el astro rey, y en el centro todo es espíritu navideño y confortable cultura de cafés.
El invierno es un momento inspirador para visitar grandes ciudades y pueblos con encanto: como hay menos colas es posible ampliar los itinerarios y ver más cosas, y los precios del alojamiento de fuera de temporada hacen que viajar por Europa en noviembre, diciembre, enero y febrero sea algo más económico. La red ferroviaria europeapermite explorar sus países al ritmo deseado y ver cómo los lugareños viven su día a día, lejos de la frenética temporada turística veraniega.
Estos son los elegidos por la prestigiosa guía Lonely Planet:
1. Rovaniemi, Finlandia, tierra de Papá Noel
Un puñado de clichés definen Rovaniemi, la residencia ‘oficial’ de Papá Noel. El barbudo más famoso se deja ver en una carismática cueva artificial del Círculo Ártico, y visitarle es gratis (pero retratarse con él ya es otra historia). La nieve y los renos realzan el espíritu festivo, mientras que en el Museo Arktikum se explica cómo funciona la vida en estas latitudes.
2. Mercados navideños en Alemania y Austria
En diciembre aparecen románticos mercados históricos por toda Alemania y otros países centroeuropeos. Están llenos de puestos coquetos donde se vende de todo, desde tortas de jengibre hasta campanitas de trineo; y el ambiente, muy alegre, invita a brindar con una buena taza de glühwein caliente.
Los mercados de Colonia, Viena y Múnich son los más famosos y atraen a un montón de turistas, pero es muy gratificante visitar los mercados de las ciudades más pequeñas.
3. Auroras boreales en Abisko, Suecia
Abisko, en Laponia, es casi el destino más septentrional de Europa al que se puede llegar en tren, un lugar para los auténticos amantes del invierno. En diciembre y enero el sol no se deja ver durante varias semanas, pero la oscuridad lo convierte en uno de los mejores lugares del mundo para admirar las majestuosas auroras boreales. Otras atracciones interesantes incluyen el esquí de fondo por las rutas de los parques nacionales y el mushing con perros de raza husky.
No dejes de visitar la vecina Kiruna para ver el famoso Icehotel.
4. Los monumentos de Atenas, Grecia
En invierno las multitudes no son un problema para visitar los emblemáticos monumentos de la capital griega. Todo lo estresante del verano –la gente, los precios turísticos, el intenso calor, las colas, la contaminación– prácticamente desaparece. Es la mejor época para explorar el patrimonio antiguo del país y disfrutar también de la cultura local.
Hay que tener en cuenta que si bien el invierno es una excelente época para explorar Grecia continental y Creta, no es la mejor época para las islas. Las islas se disfrutan a pleno en verano y suelen tener muchos alojamientos y actividades cerrados durante los meses de invierno.
5. Copenhague, Dinamarca
Si se trata de vivir un invierno europeo de cuento de hadas, el país de Hans Christian Andersen apenas tiene rival. Que el viajero se olvide de la sobrevalorada Sirenita y ponga rumbo a los confortables bares y cafés de la ciudad para tomar algo viendo caer la nieve en el exterior. En el corazón de Copenhague, el parque de atracciones Tivoli, del s. XIX, es toda una delicia kitsch y romántica, sobre todo en época navideña, con lucecitas entrañables y tazas de glögg para entrar en calor.
6. Budapest, Hungría
Parejas patinando sobre hielo tomadas de la mano, el aliento que se convierte en vaho con el aire gélido y el pintoresco Városligeti Műjégpálya, el parque central de la capital de Hungría, con su enorme pista de patinaje de hielo al aire libre, forman la receta ideal para disfrutar del invierno. Y si el frío se queda pegado al cuerpo, qué mejor idea que visitar los famosos baños termales que dan fama a Budapest.
7. Jasná, Eslovaquia
Eslovaquia ofrece esquí de alta calidad a precios asequibles. El alojamiento y la comida también tienen precios razonables, yel ambiente respira una afabilidad que no se encuentra en algunas de las estaciones alpinas más pijas. Jasná es la mejor estación de esquí de Eslovaquia, con pistas largas flanqueadas por abetos nevados, y está situada en los bellos Montes Tatras.
8. Andalucía, España
Algunas partes de Andalucía suelen contar con temperaturas templadas en invierno. El alojamiento sale más económico y hay menos turistas en grandes puntos de interés como la Alhambra de Granada o la Catedral de Sevilla. Además, las tapas y la vida nocturna de las ciudades siguen siendo tan tentadoras como siempre.
Si se va en busca de deportes de nieve, es buena idea visitar Sierra Nevada, cerca de Granada.
9. Transilvania, Rumanía
No se puede visitar la guarida de Drácula un día soleado con las ovejas balando en los campos, ¿no? Es mejor hacerlo bajo un cielo gris, con los árboles desnudos y nevando. Braşov y Sighişoara, separadas por un trayecto de dos horas en tren, son preciosas ciudades medievales que mantienen varios vínculos con Vlad Ţepeş, el Drácula histórico, aunque es poco probable que el propio Vlad jamás pusiera un pie en este castillo que lleva su nombre.
10. Venecia, Italia
Hermoso y arrebatador, el Carnaval de Venecia, que se celebra en febrero, es todo un acontecimiento en Europa. Los elaboradísimos disfraces y las máscaras inquietantes dan vida a la colorida historia de la ciudad de los canales. Los bailes de disfraces son muy caros, pero es posible disfrutar de los eventos gratuitos con una máscara comprada en la calle; aunque conviene empezar a asumir que todo va a estar abarrotado.
Conviene reservar alojamiento con mucha antelación. Alojarse fuera de la ciudad y desplazarse en tren reduce los gastos de forma considerable. Mestre es una buena opción, a pocos minutos en tren.