Esta localidad de no más de 6.000 habitantes es una de las más turísticas de la Selva Negra Alemana.
Una ciudad salida de un cuento, casi literalmente, que posee principalmente 3 atractivos. Sus cascadas, sus relojes de Cucú y su famosa tarta Selva Negra.
La paradoja con su nombre, es que el invierno tiñe todo el paisaje de blanco. Un bosque con caminos que serpentean un paisaje de ensueño.
Las rutas cicloturísticas y de senderismo corren paralelamente a la carretera y presentan un encantador paisaje con su cultura.
Sus cascadas.
El acceso a las mismas muchas veces se encuentra cerrado en invierno. Son una de las cataratas más altas de Alemania, con una caída de 163 metros.
Aunque no se trata de una cascada vertical sino que está compuesta por siete saltos de agua.
La estampa es muy bella y el paseo al lado de las aguas del río Gutach es encantadora.
Otro de los tesoros de Triberg es el reloj de Schonach fue el primero gigante.
En las proximidades de Triberg, en Schonach, se encuentra el “Erste Weltgrösste Kuchucksuhr”, es decir, el primer gigantesco reloj de Cuco del mundo.
Construido hace casi 40 años por el prestigioso relojero local Josef Dold de tamaño similar al de una casa pequeña casa. Su construcción demoró implicó tres años, entre 1977 a 1980.
El reloj mide 3,10 metros de altura por 3,60 metros de largo, el péndulo mide 2,70 metros.
Está en Triberg y fue considerado como el reloj de cuco más grande del mundo en el Libro de los Récord Guinness.
Ya hace tiempo que perdió su reinado, pero su encanto lo ha convertido en una visita turística obligada de la zona.
Se venden tickets que permiten ver el reloj de cerca y visitar su interior para conocer su historia.
Relatada por su dueña, la hija del escultor y relojero Josef Dold, incluso podrán comprar un precioso reloj de cucú dentro del mega reloj como recuerdo de la visita.
El récord Guinness, arrebatado por otro reloj de Cucú construido en 1.994 a sólo 4 kilómetros, el reloj de Eble Uhren-park.
Este reloj es hoy oficialmente el reloj cucú más grande del mundo, aparece en un entorno natural fabuloso y es muy similar a una cabaña alpina.
Este reloj fue realizado por los maestros relojeros Ewald y Ralf Eble. Sus medidas son 4,5 metros de alto y 4,5 metros de largo con un péndulo que alcanza los 8 metros y el peso total es de 6 toneladas y su construcción implicó 5 años de arduo trabajo.
Es una obra maestra. cada una de sus piezas fue realizada a medida. Algo interesante es esperar a las 12 del mediodía para disfrutar del canto del pájaro cucú gigante de cuatro metros y medio.
¿Por qué existe tanta tradición relojera en esta zona de Alemania? Muchos creen que los relojes de cucú son originarios de Suiza.
El reloj de cucú como lo conocemos hoy fue desarrollado por los maestros artesanos de la Selva Negra.
Han ido perfeccionando el mecanismo desde finales del siglo XVII.
Existen decenas de empresas artesanas en la Selva Negra dedicadas a su fabricación y venta mientras que en Suiza sólo existe un fabricante.
La gran mayoría de estas empresas artesanales dedicadas a los relojes de cucú y se localizan en Triberg.
En Triberg ya visitamos sus cascadas, los relojes cucú más grandes y exclusivos del mundo y no podía faltar algo para los foodies.
El nombre en alemán de la tarta es “Schwarzwälder Kirschtorte“, que significa torta de cerezas de la Selva Negra.
Cuenta con varias capas de bizcochos de chocolates humedecidos con Kirsch. Fuerte licor de cerezas típico de la Selva Negra.
Entre las capas de bizcocho se intercalan capas de crema Chantilly y crema de cerezas. Todo cubierto con virutas de chocolate y unas cerezas.
Esta tarta alcanzó gran popularidad en los años 30 y se ha convertido en uno de los postres emblemáticos de Alemania.
En el casco urbano de Triberg se encuentra el Café Schäfer donde aún se conserva la receta original de la famosa tarta Selva Negra.
Si estás entre los afortunados en poder visitar este lugar paradisíaco y sus fantásticas atracciones no dejes de probar este exquisito postre en su lugar de origen.
