Si hablamos de historias de encuentros y desencuentros y crónicas de la vida cotidiana, bien podríamos adosarle al subterráneo de la Ciudad de Buenos Aires los misterios y secretos que guarda y que recorren sus sombrías entrañas.
La historia del subte en la ciudad data de 1911, año en el que se comienza a construir la línea A siendo ésta inaugurada en diciembre de 1913 y posicionando a Buenos Aires dentro de una exclusiva lista de ciudades a nivel mundial. Sería la primera línea de subte de Latinoamérica y la decimoprimera en todo el mundo.
Muchos metros del mundo tienen estaciones fantasma por las que alguna vez transitaron pasajeros y que hoy ven pasar los trenes en silencio. Algunas nunca llegaron a inaugurarse, otras fueron clausuradas. Buenos Aires también tiene las suyas y no una ni dos, sino cuatro. Veamos.
Las medias estaciones de la Línea A
¿Nunca les pareció raro que Pasco y Alberti tengan un solo andén? Como sabrá quién las haya usado, cada una sólo recibe trenes en un sentido (Pasco a Plaza de Mayo y Alberdi a San Pedrito). Parece claro que siempre haya sido así: del otro lado de las vías está la pared.
Pero no. Hasta 1951, Pasco y Alberti fueron estaciones normales, con parada en ambos sentidos. Eso sí, siempre tuvieron los andenes desfasados. Los andenes clausurados estaban situados unos metros hacia Plaza Miserere en el caso de Alberti y otro poco hacia Congreso en Pasco.
Sobre la clausura hay varios mitos. Uno de los más difundidos lo relaciona con daños provocados por el incendio de la Casa del Pueblo, sede del Partido Socialista, como represalia al atentado realizado en la estación Plaza de Mayo durante un acto del presidente Perón en 1953.
Recordemos que uno de los autores del atentado, que dejó seis muertos y 90 heridos, fue Roque Carranza, hoy homenajeado justamente con una estación de subte. Carranza era ministro de Alfonsín y su repentina muerte llevó a ponerle su nombre a la estación que debía llamarse General Savio.
La realidad es que el cierre de Pasco Sur y Alberti Norte fue dos años antes y por razones operativas: estaban demasiado cerca de las contiguas y se optó por mantener los dos andenes “del medio“, a costa de que quedaran dos semi estaciones separadas por 200 metros.
Vale decir al respecto que la línea A no fue concebida como un subte moderno sino como una especie de entubamiento del principal corredor de tranvías de la Compañía Anglo-Argentina. De allí que su “tranvía subterráneo” tuviera estaciones mucho más cercanas de lo usual hoy en día.
Además de los mitos sobre la clausura surgieron leyendas sobre fantasmas que aparecen en las estaciones abandonadas. Uno cuenta sobre la supuesta muerte de dos obreros en la construcción de las estaciones; otro, sobre una novia despechada que se habría suicidado en las vías.
¿Qué queda de aquellas estaciones? Pasco Sur se conserva casi íntegra detrás de una pared de ladrillos. Mantiene incluso cartelería y decoración de la época. Alberti fue visible al paso de los trenes hasta que se reutilizó el espacio como subestación eléctrica para la línea H.
Cada tanto trascienden nuevas fotografías tomadas por algún trabajador de la línea o un intrépido. A nivel de la calle son casi imperceptibles aunque alguna marca queda, como una rejilla y una losa que tapan la entrada clausurada de Pasco Sur.
La otra San José de la línea E
La tercera estación fantasma es San José. Pero cómo, si existe. No: hubo otra San José. Antes de que en 1966 se abriera la extensión a Bolívar, la E terminaba en Constitución. La nueva San José fue construida rodeando la vieja para orientar el túnel hacia Plaza de Mayo.
Eso explica por qué San José tiene la inusual configuración de dos semi estaciones sin conexión entre andenes: rodean la estación antigua. Una reja en las escaleras de acceso a los andenes deja ver el camino antiguo y marca el contraste entre la decoración original y la “nueva“.
Desde su cierre en 1966, San José vieja se dedicó primero a depósito y tras la concesión Metrovías la adaptó a taller, demoliendo uno de sus andenes. Lo más llamativo es que en la estación antigua quedaron encerrados dos murales: “Los lagos del sur” y “Las cataratas del Iguazú“.
San José vieja quedó fuera de la declaración como Monumento Histórico que recibieron las estaciones originales de las líneas A, C, D y E en 1997. Los murales llevan 54 años escondidos.
San José vieja volvió por un rato a ser estación en 1996, cuando fue usada como locación para crear estaciones ficticias de la película Moebius, un thriller ambientado en el subte que también sirve para ver el aspecto de varias estaciones antes de la “modernización” de Metrovías.
Y si la línea E terminaba en Constitución, ¿dónde quedó su estación? Junto al andén oeste de la estación Constitución de la línea C había otro, cortito, de donde salían los trenes de la E. Tras el desvío de la línea a Plaza de Mayo fue tapiado y anexado al Taller Constitución.
Tenemos entonces Pasco, Alberti, San José y Constitución E. Nos quedan otras dos estaciones que no son fantasma pero ya no existen: Boedo y Carranza funcionaron inicialmente con plataformas provisorias. Tras inaugurarse las definitivas fueron demolidas, dejando pocos rastros.
El Metro de Madrid tiene una estación, Chamberí, que estuvo cerrada 40 años hasta que en 2008 fue reabierta como museo. Hoy se puede visitar y ver cómo era una estación original de 1919. Es una lástima que Subterráneos de Buenos Aires no haga lo propio con Pasco Sur o San José.
Pero la verdadera lástima son las otras estaciones fantasmas: las que deberían existir desde hace años de acuerdo con la ley 670. Las líneas F, G e I no tienen fecha de construcción. El GCBA plantea que con Metrobús basta. Y por primera vez en casi 50 años no hay obras de subte.
Fuente: https://twitter.com/brezhneviano