El título puede parece un error de quien escribe. ¿Por que quien vuela a ninguna parte? ¿Eso sería como estar en el mismo lugar?
2020 será un año para recordar sin dudas, ya hemos mostrado en nuestro Mag experiencias turísticas virtuales por parte de Amazon, Google y Airbnb, y las empresas están apelando a todo tipo de estrategias para llevar adelante un negocio que reúne viajeros con lugares resultando en experiencias inolvidables, y como en el amor y la guerra, todo es válido para salir adelante. ¿O no?
La iniciativa comenzó en Taiwán y su éxito llegó a Australia, donde los pasajes se agotaron en tiempo récord, 10 minutos, Hot Sale, en tu cara.
“Vuelos a ninguna parte” resulta ser una experiencia para quienes extrañan (bueno nosotros nos incluimos en el grupo) los vuelos en avión…. los viajes comienzan y terminan en el mismo aeropuerto y ofrecen una vista panorámica del territorio.
Con la pandemia del coronavirus (Covid-19) y el aislamiento al que se vieron sometidos la mayoría de los países del mundo, el sector aeronáutico fue uno de los más afectados. Y aunque poco a poco el sector está retomando la actividad, la crisis que sufrió dejó grandes complicaciones económicas.
Sin embargo, estas situaciones límites, ponen a prueba nuestra creatividad y las ganas de algunos viajeros de volver a volar, por ello, algunas aerolíneas adoptaron una manera “diferente” para remontar vuelo: ofrecer viajes “a ninguna parte”.
Eva Air, pioneros en vuelos circulares en época moderna.
La primera aerolínea en concretarlo fue desde Taiwán Eva Air. Que organizó un viaje a bordo de un avión con la temática de Hello Kitty, si claro, querían llamar la atención del mundo. El servicio de a bordo constó de comidas preparadas por un chef de tres estrellas. El vuelo duró 2:45 horas. Recorrió el litoral este de la isla y se realizó entre los 6.000 y los 7.620 metros. Ideal para que los pasajeros puedan ver con más claridad la geografía y las ciudades.
Los pasajes se vendieron rápidamente, con precios desde 180 hasta los 215 dólares para business.
A esta iniciativa se sumaron luego la también taiwanesa Starlux (quienes además iniciaron actividades en época de pandemia) y All Nippon Airways, de Japón. Hasta ahora los vuelos con el mismo destino de salida y llegada duraban una hora y media o dos a lo sumo. Singapore Airlines analiza realizar un viaje similar para octubre por el Sudeste Asiático, pero que como mucho sería de tres horas.
Sin embargo, estos “vuelos express” parecen ofrecer una experiencia efímera. Por eso Quantas promete la madre de todas las experiencias en vuelos a ninguna parte, un vuelo de unas siete horas.
Qantas apunta a volar alto, y volver al mismo lugar.
El vuelo de Qantas ofrece un viaje por la “Great Southern Land” en un vuelo de siete horas, y permitirá recorrer gran parte de Australia.
El viaje circular despegará desde Sídney el 10 de octubre en un vuelo a baja altura.
En el trayecto se podrán observar algunos de los grandes hitos del país. La Costa Dorada, la ciudad de Brisbane, la Costa del Sol, las islas de Whitsunday y la Gran Barrera de Coral.
Pasarán luego por las estepas y desiertos hasta llegar al monte Urulu y las montañas de Kata Tjuṯa.
Luego el vuelo QF787 regresará a Sidney, donde realizará un giro por la zona de su puerto para que los pasajeros puedan contemplar con más precisión el puente, la Ópera y el paseo costero en la bahía.
Los pasajes volaron en minutos, literalmente en 10.
“Creemos que es el vuelo que más rápido se ha vendido en la historia”, indicaron desde la empresa. El vuelo vendido más rápidamente de una empresa de más de 100 años no va a ninguna parte. Un 2020 que despierta la creatividad de todos. Los viajeros a ninguna parte agotaron los lugares en 10 minutos.
Salieron a la venta 134 billetes, con costos desde los 576 hasta 2.770 dólares para la clase business. No será necesario pasaporte! Eso es bueno.
Los viajeros recibirán una serie de amenities conmemorativas del vuelo. El kit incluye los pijamas que la aerolínea pone a la venta online, otra de sus estrategias para generar más ingresos. Además, el viaje cuenta con el menú del famoso chef australiano Neil Perry.
Además a bordo se realizará una subasta de recuerdos de los B747 que la aerolíneas australiana ha dejado de operar hace pocos meses.