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Destinos fuera de serie: Colmar

por Lucy Sanzio

A 5 horas de París entre viñedos, casas tradicionales, canales y exhibiciones florales, se encuentra este rincón de ensueño en Alsacia. Su estilo de vida, convivencia y hospitalidad hacen que el visitante se sienta único y excepcional.

Colmar, la capital de los vinos de Alsacia, se encuentra situada cerca de Alemania y Suiza y ofrece a los visitantes una visión emocionante de 1000 años de historia europea.

Con sus 67,000 habitantes, conserva una atmósfera de “ciudad rural” que contribuye mucho a su encanto. Maravillosamente preservado de los estragos del tiempo, su centro histórico homogéneo está clasificado como un “área protegida” y se ha beneficiado de una cuidadosa restauración y mejoras continuas por más de 20 años.

Los rumores dicen que este pueblo fue la inspiración para ambientar el hogar de Bella en la película de Disney “La Bella y La Bestia”.

Cada temporada, ofrece una amplia gama de diversiones culturales, deportivas, de naturaleza, relajación y culinarias.

 

Una ciudad rural entre canales

Como buena ciudad con canales, los paseos en barco son de lo más demandado. En Colmar se realizan en barcas muy planas, ya que en ciertos tramos los canales tienen poco fondo. Este tipo de botes era los que utilizaban los agricultores para transportar los vegetales hacia el mercado. El tour, de 30 minutos, recorre los canales con suavidad para que puedas disfrutar del sonido del agua y la tranquilidad de Colmar. Otra manera de disfrutar de la petite Venise es desde arriba. Las terrazas de algunas cafeterías casi parece que levitasen sobre los canales.

Su centro histórico es una composición de casas antiguas, muchas del siglo XIV, de estilo gótico germánico, con entramados y postigos de madera al modo francés, del renacimiento tardío. Todas obras maestras que reflejan el esplendor de Colmar en la Edad Media.

Muchas son seña de identidad de la ciudad, como la Adolph House, del siglo XIV, y la casa Huselin zum Swan. La antigua aduana o Koïfhus, de 1480, es el edificio público más antiguo de la ciudad y en él se depositaban todos los productos de importación.

La Casa Pfister, de 1537, y la Casa de las Cabezas, de 1609 y con 111 cabezas y máscaras adornando su fachada, dan fe de la prosperidad de la burguesía mercantil de Colmar.

Fusión de sabores

En Colmar se encuentra una buena muestra de la gastronomía alsaciana, empezando por su mercado cubierto. Situado en un edificio de ladrillo y piedra, reúne a los comerciantes que ofrecen productos: carne, aves, quesos, productos de granja pero también bretzels, vinos y aguardientes, flores y especias.

¿Una recomendación? No dejes de probar la flammekueche, una tarta flambeada de masa muy fina rellena con una mezcla de nata, queso blanco, bacon y cebolla que se come de aperitivo. Se puede conseguir en una de las winstubs de la ciudad, antiguas ventas de vino transformadas en tabernas en las que la cocina local es la protagonista. Te aconsejamos guardar algo de sitio para el Kougelhopf de Gilg, en el viejo Colmar, o para los Bredele, pequeñas galletas que se comen tradicionalmente en Navidad pero que la Maison Alsacienne de Biscuiterie fabrica todo el año.

Flammekuece – plato típico de Alsacia

La capital del Vino

La variedad de uva blanca Riesling es la más conocida, ya que Alsacia es la única región de Francia donde se permite su cultivo (es originaria de la región del Rhin, en Alemania). La ruta se alarga durante 170 kilómetros y pasa por 100 pueblos, cada cual más lindo que el anterior. Para hacer la ruta octubre es una buena fecha, ya que es el final de la cosecha y se celebran festivales del vino en toda la región.

Para los catadores amateurs una buena manera de conocer las zonas vitivinícolas de los alrededores de Colmar es alquilando una bicicleta. El encantador pueblo de Eguisheim está solo a 7 kilómetros, y es otra de las visitas imprescindibles en la Alsacia. Situado en una pequeña colina rodeada de viñedos, está en la lista oficial Les Plus Beaux Villages de France, y también se dice que Disney se inspiró en él.

La bodega Emile Beyer, en el centro del pueblo, tiene certificación orgánica y es de las más recomendadas. Su historia se remonta al año 1580, y los vinos se catan en las bodegas de una antigua posada medieval. Es increíble porque tienen cerca de 30 vinos diferentes en su carta.

Para más infromación sobre esta espectacular región recomendamos consultar con su agencia de viajes de confianza o visitar el sitio web oficial de Colmar.

¡Hasta la próxima semana!

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4 comentarios

Sonia 6 agosto, 2020 - 5:07 pm

Precioso lugar! Un sueño

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Lucy Sanzio 7 agosto, 2020 - 7:29 pm

Muchas Gracias Sonia por tus comentarios 😉 Muy pronto tendremos novedades para premiar a nuestros lectores!!!

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Maby 7 agosto, 2020 - 10:30 am

Espectacular el lugar y la nota!!!

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Lucy Sanzio 7 agosto, 2020 - 7:28 pm

Muchas Gracias por tu comentario Maby 🙂 Muy pronto tendremos interesantes sorteos para premiar a todos nuestros lectores!

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