A veces, basta con cruzar el Río de la Plata para descubrir un país que lo tiene todo: historia colonial, playas infinitas, candombe que se respira en las calles, vinos que sorprenden y hasta termas para relajarse en invierno. Uruguay volvió a presentarse ante el trade argentino con una idea clara: no quiere ser solo un destino de enero y febrero, sino un lugar para disfrutar todo el año.
El encuentro tuvo lugar en el coqueto Recoleta Grand de Buenos Aires, donde autoridades del Ministerio de Turismo, la Cámara Uruguaya de Turismo y operadores receptivos se sentaron frente a decenas de agentes de viajes. Primero, una conferencia; después, ronda de negocios cara a cara. El mensaje fue contundente: Uruguay es cercano, seguro y fácil de recorrer.
De Colonia del Sacramento –con su aire de otra época, bodegas y queserías– a Montevideo, donde tradición y modernidad conviven entre tambores, buses eléctricos y cruceros que llegan a su puerto. De Punta del Este, sinónimo de lujo y Casapueblo, a Rocha, ese secreto de 180 kilómetros de playas salvajes donde La Paloma, Punta del Diablo y Cabo Polonio siguen conquistando viajeros. Y si el plan es bajar revoluciones, siempre queda el bienestar de la región termal en Salto y Paysandú o el encanto de una estancia rural.

“Argentina es nuestro principal mercado, más del 60% de nuestros turistas provienen de aquí. Queremos que nos visiten no solo en verano, sino también el resto del año”, subrayó Marina Cantera, presidenta de la Cámara Uruguaya de Turismo.
El país también puso en valor la conectividad: Buquebus, con su ruta diaria a Colonia y Montevideo, sumó atractivas propuestas de day tours a bodegas; mientras que el aeropuerto de Concordia promete facilitar el acceso a las termas del litoral.
Uruguay lo tiene claro: quiere enamorar a los argentinos con una oferta diversa, cómoda y muy próxima. Y, visto lo visto, razones le sobran.














